1. Permiso de equivocarme

Sé que si quiero ser verdaderamente feliz, tengo que primero darme el permiso de equivocarme.

No estoy segura de si esto le pasa a todo el mundo, pero al menos a mí me cuesta muchísimo escribir sobre mí misma. Siempre que me veo en la necesidad de escribir ensayos personales, cartas de intención o lo más reciente para mí, un cover letter, tengo que planificar mi tiempo muy bien porque sé que me tomará 10 días de baraje y uno de trabajo bajo mucha presión para tener todo listo.

En esta ocasión estoy escribiendo esto por voluntad propia, hasta se pudiera decir que por diversión, y aunque nadie me está evaluando directamente, empezar ha sido igual de difícil. En los últimos días he pensado que esto me pasa porque tengo mucho, mucho miedo a equivocarme. A tener que cambiar los planes. A adaptarme. Le tengo miedo a reconocer que a la primera salió mal, y a sentir que perdí ese tiempo.

Esta falta de valentía resulta en que muchas de mis ideas se queden permanentemente flotando, y también en que otras, como WritesLikeADoctor en Instagram, se vean por largos períodos de tiempo abandonadas. Aprender haciendo es algo que puede inquietar bastante a una persona que lucha contra el síndrome del impostor. A una persona que quiere tener todo perfecto a la primera. El asunto se me complicó cuando a seis meses de terminar la carrera empecé a pensar en que esa futura línea de tiempo académico/profesional que tenía tres años construyendo, tal vez no era lo mío. ¿Y ahora?

Por eso del síndrome del impostor, siempre trato de documentarme bien antes de entrarme al agua. Tomo clases, leo artículos de expertos y consulto opiniones de profesionales (y hasta de gente que no tiene nada que ver con el asunto) en búsqueda de un poco de seguridad. Para esto del blog incluso tomé un curso en línea de un par de horas. Introducción al Blogging. Busco estructura y me preparo de más antes de dar cualquier paso.

El asunto se me complicó cuando me di cuenta que no hay, o ya no tengo, una línea de tiempo académico/profesional esquematizada que pueda imitar con confianza. Una receta ya requete-probada, como la tenía, por ejemplo, cuando me estaba preparando para hacer la especialidad en pediatría en los Estados Unidos.

Todo se complicó cuando me di cuenta de que lo que quiero hacer se asemeja más a lo que veo que mis compañeros y compañeras no médicos tienen años haciendo, que es aprender haciendo. En sus diferentes trabajos, desde que terminaron el colegio. En ellos he podido ver que hay aprendizajes tan valiosos como la universidad, y que son estos lo que dan el verdadero empuje profesional. Aprendizajes que vienen de aceptar los retos diarios, de atreverse y de decir humildemente “Me encuentro esto muy emocionante porque no lo he hecho antes. No sé si me vaya a ir bien, pero vamos a darle para adelante. Mi experiencia no es tanta, pero haré lo mejor que pueda.”

Lanzarme me sigue dando mucho, mucho miedo. Lo que hoy es un poquito diferente es que sé que si quiero ser verdaderamente feliz, tengo que primero darme el permiso de equivocarme. De tratar mil veces y ser suficientemente valiente para verme caer (y sufrir un chin emocionalmente), antes de crecer.

Join the Conversation

  1. Unknown's avatar
  2. Unknown's avatar
  3. Estefanía Henríquez Luthje's avatar

3 Comments

  1. Me gustó mucho y estoy totalmente de acuerdo. Para realmente vivir es necesario probar cosas nuevas, salir de nuestra zona de confort y experimentar todo lo posible hasta encontrar eso que nos apasione. Muchas veces las cosas no nos saldran bien desde el principio, pero si es algo que nos mueve, con empeño eventualmente se puede lograr.

    Te apoyo en que sigas eso que piensas que te hará feliz y no dudo para nada que te irá bien.

    Like

Leave a comment

Leave a reply to Estefanía Henríquez Luthje Cancel reply